Para hoy, especialmente para hoy, este poema de Rogelio Echavarría
Todas las calles que conozco
son un largo monólogo mío
llenas de gentes como árboles
batidos por oscura batahola.
O si el sol florece en los balcones
y siembra su calor en el polvo movedizo
las gentes que hallo son simples piedras
que no sé por qué viven rodando.
Bajo sus ojos que me miran hostiles
como si yo fuera enemigo de todos
no puedo descubrir una conciencia libre
de criminal o de artista
pero sé que todos luchan solos
por lo que buscan todos juntos.
Son un largo gemido
todas las calles que conozco.
lunes, 29 de septiembre de 2008
jueves, 25 de septiembre de 2008
Carta de amor
Ahora que en mi Ibagué de ocobos se celebra el festival de poesía, vuelvo a ella como un condenado penitente. Me gusta más la antipoesía, bueno, qué será eso... creo que sería más certero decir que me gusta más los poemas como suenan... es decir, creo que me gusta más la música... en fin, todo lo contrario. Aquí les va uno del Cronopio Mayor: Julio Cortazar
Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo
como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso que es tan poco
yo lo quiero de vos porque te quiero.
Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.
Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo
como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso que es tan poco
yo lo quiero de vos porque te quiero.
Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.
lunes, 22 de septiembre de 2008
Presentación
A veces uno quisiera tener la vida clara para presentarse como lo hace Gabo, pero claro, para llegar a este punto uno debe pasar muchos más que cien años sumidos en la puta soledad que regala la hoja en blanco. Texto tomado de Sara Facio, Alicia D' Amico, Retratos y autorretratos, Buenos Aires, Crisis, 1973, páginas. 65-66
"Yo, señor, me llamo Gabriel García Márquez. Lo siento: a mí tampoco me gusta ese nombre, porque es una sarta de lugares comunes que nunca he logrado identificar conmigo.
Nací en Aracataca, Colombia. Mi signo es Piscis y mi mujer es Mercedes. Esas son las dos cosas más importantes que me han ocurrido en la vida, porque gracias a ellas, al menos hasta ahora, he logrado sobrevivir escribiendo.
Soy escritor por timidez. Mi verdadera vocación es la de prestidigitador, pero me ofusco tanto tratando de hacer un truco, que he tenido que refugiarme en la soledad de la literatura. Ambas actividades, en todo caso, conducen a lo único que me ha interesado desde niño: que mis amigos me quieran más.
En mi caso el ser escritor es un mérito descomunal, porque soy muy bruto para escribir. He tenido que someterme a una disciplina atroz para terminar media página en ocho horas de trabajo; peleo a trompadas con cada palabra y casi siempre es ella quien sale ganando, pero soy tan testarudo que he logrado publicar cinco libros en veinte años. El sexto, que estoy escribiendo, va más despacio que los otros, porque entre los acreedores y una neuralgia me quedan muy pocas horas libres.
Nunca hablo de literatura, porque no sé lo que es, y además estoy convencido de que el mundo sería igual sin ella. En cambio, estoy convencido de que sería completamente distinto si no existiera la policía. Pienso, por tanto, que habría sido más útil a la humanidad si en vez de escritor fuera terrorista".
"Yo, señor, me llamo Gabriel García Márquez. Lo siento: a mí tampoco me gusta ese nombre, porque es una sarta de lugares comunes que nunca he logrado identificar conmigo.
Nací en Aracataca, Colombia. Mi signo es Piscis y mi mujer es Mercedes. Esas son las dos cosas más importantes que me han ocurrido en la vida, porque gracias a ellas, al menos hasta ahora, he logrado sobrevivir escribiendo.
Soy escritor por timidez. Mi verdadera vocación es la de prestidigitador, pero me ofusco tanto tratando de hacer un truco, que he tenido que refugiarme en la soledad de la literatura. Ambas actividades, en todo caso, conducen a lo único que me ha interesado desde niño: que mis amigos me quieran más.
En mi caso el ser escritor es un mérito descomunal, porque soy muy bruto para escribir. He tenido que someterme a una disciplina atroz para terminar media página en ocho horas de trabajo; peleo a trompadas con cada palabra y casi siempre es ella quien sale ganando, pero soy tan testarudo que he logrado publicar cinco libros en veinte años. El sexto, que estoy escribiendo, va más despacio que los otros, porque entre los acreedores y una neuralgia me quedan muy pocas horas libres.
Nunca hablo de literatura, porque no sé lo que es, y además estoy convencido de que el mundo sería igual sin ella. En cambio, estoy convencido de que sería completamente distinto si no existiera la policía. Pienso, por tanto, que habría sido más útil a la humanidad si en vez de escritor fuera terrorista".
viernes, 19 de septiembre de 2008
Otro de Darío
Que nadie toque este amor.
Que todos ignoren el sigilo de nuestro cielo nocturno
y el secreto sea el aire dichoso de nuestros plácidos suspiros.
Que ningún extraño contamine el sueño tuyo y mío:
cualquier visitante es un invasor en el tibio ámbito donde habitamos;
aquí el tiempo es agua fresca en movimiento, apenas sutil vuelo,
y todas las gentes viven muy lejos de nuestro jardín alucinado,
ajenas a nuestro paraíso secreto.
Que todos ignoren el sigilo de nuestro cielo nocturno
y el secreto sea el aire dichoso de nuestros plácidos suspiros.
Que ningún extraño contamine el sueño tuyo y mío:
cualquier visitante es un invasor en el tibio ámbito donde habitamos;
aquí el tiempo es agua fresca en movimiento, apenas sutil vuelo,
y todas las gentes viven muy lejos de nuestro jardín alucinado,
ajenas a nuestro paraíso secreto.
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Disidencia
Un texto de Colombia Truque, en estos días ansiosos
Cómo el amor no se parece, ni de lejos, a la felicidad. Cómo ya terminaron los tiempos de las grandes aventuras y descubrimientos. Cómo leer se va pareciendo al placer de deshojar la margarita. Cómo escribir tiene poco sentido, y ninguno para algunos. Cómo entre ver cine y hacerlo es mejor todo lo contrario. Cómo en la rumba hay agujeritos por donde se cuela el hastío. Cómo caminar cansa en esta ciudad de basura y sorpresas crueles. Cómo dedicarse en esta vida a otra cosa que no sea la existencia es a todas luces imposible. Cómo imposible es elegir, diga lo que quiera Sartre. Cómo... y Cómo... y Cómo: Es la ansiedad, me dicen mis amigos.
Cómo el amor no se parece, ni de lejos, a la felicidad. Cómo ya terminaron los tiempos de las grandes aventuras y descubrimientos. Cómo leer se va pareciendo al placer de deshojar la margarita. Cómo escribir tiene poco sentido, y ninguno para algunos. Cómo entre ver cine y hacerlo es mejor todo lo contrario. Cómo en la rumba hay agujeritos por donde se cuela el hastío. Cómo caminar cansa en esta ciudad de basura y sorpresas crueles. Cómo dedicarse en esta vida a otra cosa que no sea la existencia es a todas luces imposible. Cómo imposible es elegir, diga lo que quiera Sartre. Cómo... y Cómo... y Cómo: Es la ansiedad, me dicen mis amigos.
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Exilio
Como han visto, ando en la onda de la poesía... así que ahí les va uno de la Pizarnik. ¿quién no goza entre amapolas?
A Raúl Gustavo Aguirre
Esta manía de saberme ángel,
sin edad,
sin muerte en qué vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.
¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas,
aunque fuere con sonrisas?
Siniestro delirio amar a una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ángeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.
domingo, 7 de septiembre de 2008
Último brindis
Ahí les va este último brindis del gran Nicanor
Lo queramos o no
sólo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el mañana.
Y ni siquiera tres
porque como dice el filósofo
el ayer es ayer
nos pertenece sólo en el recuerdo:
a la rosa que ya se deshojó
no se le puede sacar otro pétalo.
Las cartas por jugar
son solamente dos:
el presente y el día de mañana.
Y ni siquiera dos
porque es un hecho bien establecido
que el presente no existe
sino en la medida en que se hace pasado
y ya pasó...
como la juventud.
En resumidas cuentas
sólo nos va quedando el mañana:
yo levanto mi copa
por ese día que no llega nunca
pero que es lo único
de lo que realmente disponemos.
Lo queramos o no
sólo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el mañana.
Y ni siquiera tres
porque como dice el filósofo
el ayer es ayer
nos pertenece sólo en el recuerdo:
a la rosa que ya se deshojó
no se le puede sacar otro pétalo.
Las cartas por jugar
son solamente dos:
el presente y el día de mañana.
Y ni siquiera dos
porque es un hecho bien establecido
que el presente no existe
sino en la medida en que se hace pasado
y ya pasó...
como la juventud.
En resumidas cuentas
sólo nos va quedando el mañana:
yo levanto mi copa
por ese día que no llega nunca
pero que es lo único
de lo que realmente disponemos.
Carta a una desconocida
Una carta para esa desconocida de Nicanor Parra
Cuando pasen los años, cuando pasen
los años y el aire haya cavado un foso
entre tu alma y la mía; cuando pasen los años
y yo sólo sea un hombre que amó,
un ser que se detuvo un instante frente a tus labios,
un pobre hombre cansado de andar por los jardines,
¿dónde estarás tú? ¡Dónde
estarás, oh hija de mis besos!
Cuando pasen los años, cuando pasen
los años y el aire haya cavado un foso
entre tu alma y la mía; cuando pasen los años
y yo sólo sea un hombre que amó,
un ser que se detuvo un instante frente a tus labios,
un pobre hombre cansado de andar por los jardines,
¿dónde estarás tú? ¡Dónde
estarás, oh hija de mis besos!
lunes, 1 de septiembre de 2008
Nietzsche
Hace poco, el tolimense William Ospina publicó un libro que recogía toda su poesía. Aquí les va uno.
Está muriendo un Dios en el centro de un ópalo del color del
crepúsculo.
Está muriendo una hoja de hierba en el pecho de Cristo.
Está muriendo una rosa en el aire estancado de la catedral de
Maguncia,
traspasada en el aire por una quemante aguja del sol.
Está muriendo una llanura donde retozan embriagados leopardos.
Está muriendo un ángel sobre un glaciar blanquísimo.
Está muriendo un barco lleno de ancianos en una colina del
cielo, en un aire cargado de delfines livianos y azules.
Está muriendo una cúpula bajo el asedio de las mariposas.
Está muriendo un lupanar lujoso y sonoro de besos enfermos.
Está muriendo mi corazón bajo los crueles halcones del olvido
de Lou.
Me estoy borrando en sus pupilas bellas y esperanzadas
como lienzos.
Está muriendo un pájaro en un bosque de nubes.
Está muriendo una lucha glacial bajo mis sábanas de seda.
Algo muy bello está borrándose por las bahías de mi infancia.
Algo muy triste calla en sus violines.
Está muriendo un Dios en el centro de un ópalo del color del
crepúsculo.
Está muriendo una hoja de hierba en el pecho de Cristo.
Está muriendo una rosa en el aire estancado de la catedral de
Maguncia,
traspasada en el aire por una quemante aguja del sol.
Está muriendo una llanura donde retozan embriagados leopardos.
Está muriendo un ángel sobre un glaciar blanquísimo.
Está muriendo un barco lleno de ancianos en una colina del
cielo, en un aire cargado de delfines livianos y azules.
Está muriendo una cúpula bajo el asedio de las mariposas.
Está muriendo un lupanar lujoso y sonoro de besos enfermos.
Está muriendo mi corazón bajo los crueles halcones del olvido
de Lou.
Me estoy borrando en sus pupilas bellas y esperanzadas
como lienzos.
Está muriendo un pájaro en un bosque de nubes.
Está muriendo una lucha glacial bajo mis sábanas de seda.
Algo muy bello está borrándose por las bahías de mi infancia.
Algo muy triste calla en sus violines.
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