Este pájaro, prisionero en la alcoba,
ronda dolorosamente los muros y se lanza, implacable,
contra el cristal que miente la inmensidad abierta a su plumaje.
Este pájaro esquivo se estrella y cae desde el dintel;
y de nuevo se estrella y cae,
y resucita el vuelo que le hace desear más infinitos.
Este pájaro apunta al aire y la distancia
y sin embargo va perdiendo las alas y la vida en la ventana injusta,
contra la transparencia sólida nacida de la roca y del hombre.
Este pájaro se encoge moribundo en una esquina:
el pico ensangrentado, temblando pluma a pluma,
reventado el corazón.
Y luego sin un trino, sin paz,
muere este pájaro.
En sus ojos abiertos se reflejan los diáfanos cristales.
y de nuevo se estrella y cae,
y resucita el vuelo que le hace desear más infinitos.
Este pájaro apunta al aire y la distancia
y sin embargo va perdiendo las alas y la vida en la ventana injusta,
contra la transparencia sólida nacida de la roca y del hombre.
Este pájaro se encoge moribundo en una esquina:
el pico ensangrentado, temblando pluma a pluma,
reventado el corazón.
Y luego sin un trino, sin paz,
muere este pájaro.
En sus ojos abiertos se reflejan los diáfanos cristales.