Es tiempo de volver a mi blog...
Desde
que la vi desaparecer doblando la esquina, inauguré los tiempos del abandono. Nunca
supe su verdadero nombre ni quise preguntarlo. Llámame como quieras, habría
dicho. Matilde, Amaranta, Amalia, Lolita. Había aparecido una noche cualquiera
y partió la primera mañana del sexto mes sin recoger siquiera las caricias que
había regado en mi cuerpo. Incluso hoy, cuando despierto en las madrugadas, en
la cima del reino del silencio, si mantengo los ojos cerrados casi que puedo
oírla cantar tangos viejos. Estoy seguro de que no es el viento. (2013)