Un poema de Idea Vilariño que encontré navegando en la Casa Silva.
No te amaba
no te amo
bien sé que no
que no
que es la hora
es la luz
la tarde de verano.
Lo sé
pero te amo
ahora te amo
hoy
esta tarde te amo
como te amé otras tardes
desesperadamente
con ciego amor
con ira
con tristísima ciencia
más allá de deseos
o ilusiones
o esperas
y esperando no obstante
esperándote
viendo
que venías
por fin
que llegabas
de paso.
jueves, 30 de abril de 2009
martes, 28 de abril de 2009
El vehemente
lunes, 27 de abril de 2009
viernes, 24 de abril de 2009
Reflexión
jueves, 23 de abril de 2009
Credo
El credo del inglés J.C Ballard porque incluso pudiera compartirlo
Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo, para soltar las riendas de la verdad dentro de nosotros, para demorar la noche, para trascender la muerte, para congraciarnos con los pájaros, para ganarnos la confianza de los locos.
Creo en mis propias obsesiones, en la belleza de los choques de autos, en la paz de los bosques sumergidos, en la excitación de las playas de vacaciones cuando están desiertas, en la elegancia de los cementerios de automóviles, en el misterio de los estacionamientos de muchos pisos, en la poesía de los hoteles abandonados.
Creo en el vuelo, en la belleza de las alas y en la belleza de todo lo que ha volado siempre, en la piedra arrojada por un chico con la misma sabiduría de los estadistas y de las parteras.
Creo en la inexistencia del pasado, en la muerte del futuro y en las infinitas posibilidades del presente.
Creo en los próximos cinco minutos.
Creo en la historia de mis pies.
Creo en los dolores de cabeza, en el aburrimiento de los atardeceres, en el miedo de los calendarios, en la traición de los relojes.
Creo en la muerte del mañana, en la fatiga del tiempo, en nuestra búsqueda de un tiempo nuevo dentro de la sonrisa de las azafatas en los ómnibus de larga distancia y dentro de los ojos cansados de los hombres que controlan el tránsito en los aeropuertos fuera de temporada.
Creo en la imposibilidad de la existencia, en el humor de las montañas, en el absurdo del electromagnetismo, en la farsa de la geometría, en la crueldad de la aritmética, en el propósito asesino de la lógica.
Creo en la delicadeza de los bisturíes quirúrgicos ,en la ilimitada geometría de la pantalla de cine, en el universo oculto dentro de los supermercados, en la soledad del sol, en la charlatanería de los planetas, en la repetitividad de nosotros mismos, en la inexistencia del universo y en el aburrimiento del átomo.
Creo en la muerte de las emociones y en el triunfo de la imaginación.
Creo en todas las excusas
Creo en todas las razones
Creo en todas las alucinaciones
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones
Creo en el misterio y en la melancolía de una mano, en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz.
lunes, 20 de abril de 2009
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Qué tal este poema del italiano Cesare Pavese
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, cara esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, cara esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.
miércoles, 15 de abril de 2009
Juan sin tierra
Juan Goytisolo, siempre se las trajo. Qué tal este fragmento, que bien pudiera ser un cuento completo.
El asombro te invade ¿Qué más quieres de ti? ¿No has saldado la deuda? El exilio te ha convertido en un ser distinto que nada tiene que ver con el que conocieron. Su ley ya no es tu ley, su fuero ya no es tu fuero. Nadie te espera en Ithaca, anónimo como cualquier forastero, visitarás tu propia mansión y te ladrarán los perros. Tu chilada de espantapájaros se confunde con la de los mendigos y alegremente aceptarás la ofrenda de unas monedas. El asco, la conmiseración, el desdén serán la garantía de tu triunfo. Eres el rey de tu propio mundo y tu soberanía se extiende a todos los confines del desierto. Vestido con los harapos de tu fauna de origen, alimentándote de sus restos, acamparás en sus basureros mientras afilas cuidadosamente la navaja con la que un día cumplirás tu justicia.
El asombro te invade ¿Qué más quieres de ti? ¿No has saldado la deuda? El exilio te ha convertido en un ser distinto que nada tiene que ver con el que conocieron. Su ley ya no es tu ley, su fuero ya no es tu fuero. Nadie te espera en Ithaca, anónimo como cualquier forastero, visitarás tu propia mansión y te ladrarán los perros. Tu chilada de espantapájaros se confunde con la de los mendigos y alegremente aceptarás la ofrenda de unas monedas. El asco, la conmiseración, el desdén serán la garantía de tu triunfo. Eres el rey de tu propio mundo y tu soberanía se extiende a todos los confines del desierto. Vestido con los harapos de tu fauna de origen, alimentándote de sus restos, acamparás en sus basureros mientras afilas cuidadosamente la navaja con la que un día cumplirás tu justicia.
lunes, 13 de abril de 2009
Tano en la frontera del tiempo
Un escritor de literatura infantil, Fernando Alonso... como para jugar a ser niños con la palabra.
Muy pronto, las huellas se convirtieron en palabras y las palabras, en recuerdos. Los niños sonrieron al Duende y al Robot, porque aquellas palabras contaban su historia. Luego, volvieron la vista atrás para mirar el camino andado. Entonces, se emocionaron al descubrir que, también ellos, dejaban sus propias huellas sobre las páginas del libro. Unas iban paralelas a las que había trazado el autor; otras, se cruzaban en direcciones distintas. De cada palabra salían muchos otros caminos que podían encauzar la historia por rumbos diversos. Y todos aquellos caminos tejían un Laberinto de Palabras, que vivían en el Laberinto del Tiempo. A los niños les entusiasmó el Laberinto de Palabras; porque en él cada uno podía inventar su propio camino, que le conduciría a una de las infinitas salidas.
Muy pronto, las huellas se convirtieron en palabras y las palabras, en recuerdos. Los niños sonrieron al Duende y al Robot, porque aquellas palabras contaban su historia. Luego, volvieron la vista atrás para mirar el camino andado. Entonces, se emocionaron al descubrir que, también ellos, dejaban sus propias huellas sobre las páginas del libro. Unas iban paralelas a las que había trazado el autor; otras, se cruzaban en direcciones distintas. De cada palabra salían muchos otros caminos que podían encauzar la historia por rumbos diversos. Y todos aquellos caminos tejían un Laberinto de Palabras, que vivían en el Laberinto del Tiempo. A los niños les entusiasmó el Laberinto de Palabras; porque en él cada uno podía inventar su propio camino, que le conduciría a una de las infinitas salidas.
miércoles, 8 de abril de 2009
Llueve
Un poema de Juana de Irbarborou
Llueve... espera, no duermas.
Estate atento a lo que dice el viento,
y a lo que dice el agua que golpea
con sus dedos menudos en los vidrios.
Todo mi corazón se vuelve oídos
para escuchar a la hechizada hermana
que ha dormido en el cielo,
que ha visto el sol de cerca,
y baja ahora elástica y alegre de la mano del viento,
igual que una viajera que torna
de un país de maravilla.
Cómo estará de alegre el trigo, amante.
Con qué avidez se esponjará la hierba,
cuántos diamantes colgarán ahora
del ramaje profundo de los pinos.
Espera, no te duermas.
Escuchemos el ritmo de la lluvia.
Apoya entre mis senos tu frente taciturna.
Llueve... espera, no duermas.
Estate atento a lo que dice el viento,
y a lo que dice el agua que golpea
con sus dedos menudos en los vidrios.
Todo mi corazón se vuelve oídos
para escuchar a la hechizada hermana
que ha dormido en el cielo,
que ha visto el sol de cerca,
y baja ahora elástica y alegre de la mano del viento,
igual que una viajera que torna
de un país de maravilla.
Cómo estará de alegre el trigo, amante.
Con qué avidez se esponjará la hierba,
cuántos diamantes colgarán ahora
del ramaje profundo de los pinos.
Espera, no te duermas.
Escuchemos el ritmo de la lluvia.
Apoya entre mis senos tu frente taciturna.
lunes, 6 de abril de 2009
Demian
Un fragmento de esta obra del escritor del lobo estepario, como para estos días de crisis.
Y me contó la historia de un muchacho enamorado de una estrella. Adoraba a su estrella junto al mar, tendía sus brazos hacia ella, soñaba con ella y le dirigía todos sus pensamientos. Pero sabía o creía saber, que una estrella no podría ser abrazada por un ser humano. Creía que su destino era amar a una estrella sin esperanza; y sobre esta idea construyó todo un poema vital de renuncia y de sufrimiento silencioso y fiel que habría de purificarle y perfeccionarle. Todos sus sueños se concentraban en la estrella. Una noche estaba de nuevo junto al mar, sobre un acantilado, contemplando la estrella y ardiendo de amor hacia ella. En el momento de mayor pasión dió unos pasos hacia adelante y se lanzó al vacío, a su encuentro. Pero en el instante de tirarse pensó que era imposible y cayó a la playa destrozado. No había sabido amar. Si en el momento de lanzarse hubiera tenido la fuerza de creer firmemente en la realización de su amor, hubiese volado hacia arriba a reunirse con su estrella.
Y me contó la historia de un muchacho enamorado de una estrella. Adoraba a su estrella junto al mar, tendía sus brazos hacia ella, soñaba con ella y le dirigía todos sus pensamientos. Pero sabía o creía saber, que una estrella no podría ser abrazada por un ser humano. Creía que su destino era amar a una estrella sin esperanza; y sobre esta idea construyó todo un poema vital de renuncia y de sufrimiento silencioso y fiel que habría de purificarle y perfeccionarle. Todos sus sueños se concentraban en la estrella. Una noche estaba de nuevo junto al mar, sobre un acantilado, contemplando la estrella y ardiendo de amor hacia ella. En el momento de mayor pasión dió unos pasos hacia adelante y se lanzó al vacío, a su encuentro. Pero en el instante de tirarse pensó que era imposible y cayó a la playa destrozado. No había sabido amar. Si en el momento de lanzarse hubiera tenido la fuerza de creer firmemente en la realización de su amor, hubiese volado hacia arriba a reunirse con su estrella.
miércoles, 1 de abril de 2009
Manifiesto surrealista
Un pedacito de estas vainas de André Bretón que jodieron a todo un mundo.
Ordenen que les traigan con qué escribir, después de situarse en un lugar que sea lo más propicio posible a la concentración de su espíritu, al repliegue de su espíritu sobre sí mismo. Entren en el estado más pasivo, o receptivo, de que sean capaces. Prescindan de su genio, de su talento, y del genio y el talento de los demás. Digan hasta empaparse que la literatura es uno de los más tristes caminos que llevan a todas partes. Escriban de prisa, sin tema preconcebido, escriban lo suficientemente de prisa para no poder refrenarse, y para no tener la tentación de leer lo escrito. La primera frase se les ocurrirá por sí misma, ya que en cada segundo que pasa hay una frase, extraña a nuestro pensamiento conciente, que desea exteriorizarse.
Ordenen que les traigan con qué escribir, después de situarse en un lugar que sea lo más propicio posible a la concentración de su espíritu, al repliegue de su espíritu sobre sí mismo. Entren en el estado más pasivo, o receptivo, de que sean capaces. Prescindan de su genio, de su talento, y del genio y el talento de los demás. Digan hasta empaparse que la literatura es uno de los más tristes caminos que llevan a todas partes. Escriban de prisa, sin tema preconcebido, escriban lo suficientemente de prisa para no poder refrenarse, y para no tener la tentación de leer lo escrito. La primera frase se les ocurrirá por sí misma, ya que en cada segundo que pasa hay una frase, extraña a nuestro pensamiento conciente, que desea exteriorizarse.
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