Vuelve el cuento corto al blog, gracias a este texto de Hugo Andrei Buitrago
Todavía esperaba el sueño por llegar. La Quinta Avenida no era lo que esperaba, pero era.
Al llegar a la esquina, apenas daba la primera probada al café en el vaso de icopor, presentía el ardor en la lengua, pero se sabía con alguna propención por el masoquismo.
El semáforo cambió dando el permiso para continuar aquel recorrido a ninguna parte. Una sensación de roce espectral en la espalda lo hizo girarse repentinamente, estrellando el vaso con el codo de la persona a su costado. El café hizo estremecer el cuerpo mientras dejaba su huella por la camisa blanca y el pantalón crema. Apuntaló el madrazo lleno de resaca al imprudente peatón... el grito nunca salió de los labios, se atoró con los ojos verde gris de la apenada joven.
El vaso en el suelo derrama las últimas gotas de café.
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