Un fragmento de Darío Ortíz Robledo
Vientos de pólvora y muerte soplan sobre los Andes.
El cielo de Suramérica se torna gris cuando nubes de hombres armados marchan hacia las fronteras dispuestos a cumplir con su deber, llenando de miedo a los civiles con su arrogancia. Aceitan sus instrumentos de dolor y de guerra preparándose para defender a sus pueblos de enemigos que ondean un mismo tricolor. Rompen el silencio de los campos con el tronar de sus motores y el sonar de sus metales, dispuestos a silenciar otras voces de los que antes llamaban hermanos, empujados a la violencia por el desenfrenado vociferar de sus gobernantes que desde cómodos palacios se sienten con el poder para decidir sobre lo divino y lo humano, sobre la vida y la muerte.
Cómo siempre ocurre en ésta pobre Latinoamérica, si algo pasa ganarán unos pocos y perderá la mayoría. Ojalá podamos desinflar sin explotar el globo de la guerra. Los vientos soplan como un huracán y Suramérica pierde su cordura, vamos a ver si se despejan las mentes y se desacaloran los espíritus para que en vez de enfrentar esos vientos como la montaña que se erosiona y muere, lo hagamos como esa palmera, que es nuestro árbol nacional, y que simplemente se mueve un poco mientras los ve pasar.
Dejemos pasar eso vientos de pólvora y muerte que soplan sobre los Andes.
lunes, 3 de marzo de 2008
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