lunes, 25 de febrero de 2008

Marguerite Yourcenar

Dos fragmentos que el fauno Buitrago regala justo hoy cuando las palabras me tienen abandonado.

De la novela Memorias de Adriano

"En aquel mito situado en los confines del mundo volvía a encontrar las teorías filosóficas que había hecho mías: cada hombre está eternamente obligado, en el curso de su breve vida, a elegir entre la esperanza infatigable y la prudente falta de esperanza, entre las delicias del caos y las de la estabilidad, entre el Titán y el Olímpico. A elegir entre ellas, o a acordarlas alguna vez entre sí."

"No me interesaba una filosofía de la libertad humana (todos los que la intentan me hastían) sino una técnica: quería hallar la charnela donde nuestra voluntad se articula con el destino, donde la disciplina secunda a la naturaleza en vez de frenarla."

De la novela Opus Nigrum

"Al llegar el mediodía, se durmió acostado boca abajo en un hueco formado en la arena, con la cabeza apoyada en el brazo y la lupa, que había resbalado de su mano, reposando debajo de él sobre una mata seca. Al despertar, creyó percibir contra su rostro a un bicho extraordinariamente inmóvil, insecto o molusco, que se movía en la sombra. (...) Una vida casi pavorosa habitaba en aquella cosa frágil”.

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