miércoles, 4 de junio de 2008

La muerte de Artemio Cruz

Un fragmento de esta pequeña obra maestra latinoamericana escrita por Carlos Fuentes.

Yo sé que me atraviesan la piel del antebrazo con esa aguja; grito antes de sentir dolor alguno; el anuncio de ese dolor viaja a mi cerebro antes de que la piel lo sienta… ah… a prevenirme del dolor que sentiré… a ponerme en guardia para que me dé cuenta… para que sienta el dolor con más fuerza… porque… darse cuenta… debilita… me convierte en víctima… cuando me doy cuenta… de las fuerzas que no me consultarán… no me tomarán en cuenta… ya: los órganos del dolor… más lentos… vencen a los de mi reflejo… dolor que ya no es… el de la inyección… sino el mismo… yo sé… que me tocan el vientre… con cuidado… el vientre abultado… pastoso… azul… lo tocan… no lo aguanto… lo tocan… con esa mano enjabonada… ese rastrillo que me afeita el vientre, el pubis… no lo aguanto… grito… debo gritar… me sujetan… los brazos… los hombros… grito que me dejen… me dejen morir en paz… no me toquen… no tolero que me toquen… ese estómago inflamado… sensitivo… como un ojo llagado… no tolero… no sé… me detienen… me apoyan… no se mueven mis intestinos… no se mueven, ahora lo siento, ahora lo sé… los gases abultan, no salen, paralizan… no fluyen esos líquidos que debían fluir, ya no fluyen… me hinchan… lo sé… no tengo temperatura… lo sé… no sé para dónde moverme, a quién pedir auxilio, dirección, para levantarme y andar… pujo… pujo… no llega la sangre… sé que no llega a donde debía llegar… debía salirme por la boca… por el ano… no sale… no saben… adivinan… me palpan… palpan mi corazón acelerado… tocan mi muñeca sin pulso… me doblo… me doblo en dos… me toman de los sobacos… me duermo… me recuestan… me doblo… me duermo… les digo… debo decirles antes de dormirme… les digo… no sé quiénes son… “Cruzamos el río… a caballo”… huelo mi propio aliento… fétido… me recuestan… se abre la puerta… se abren las ventanas… corro… me empujan… veo el cielo… veo las luces borradas que pasan frente a mi vista… toco… huelo… veo... gusto… oigo… me llevan… paso junto… junto… por un corredor… decorado… me llevan… paso junto tocando, oliendo, gustando, viendo, oliendo las tallas suntuosas —las taraceas opulentas— las molduras de yeso y oro— las cajoneras de hueso y carey —las chapas y aldabas— los cofres con cuarterones y bocallaves de hierro —los olorosos escaños de ayacahuite— las sillerías de coro —los copetes y faldones barrocos— los respaldos combados— los travesaños torneados —los mascarones policromos— los tachones de bronce— los cueros labrados —las patas cabriolas de garra y bola— los sillones de damasco —las casullas de hilo de plata— los sofás de terciopelo— las mesas de refectorio— los cilindros y las ánforas— los tableros biselados —las camas de baldaquín y lienzo— los postes estriados —los escudos y las orlas— los tapetes de merino —las llaves de fierro —los óleos cuarteados —las sedas y las cachemiras— las lanas y las tafetas —los cristales y los candiles— las vajillas pintadas a mano —las vigas calurosas— eso no lo tocarán… eso no será suyo… los párpados… hay que abrir los párpados… que abran las ventanas… ruedo… las manos grandes… los pies enormes… duermo… las luces que pasan frente a mis párpados abiertos… las luces del cielo… abran las estrellas… no sé…

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