viernes, 19 de septiembre de 2008

Otro de Darío

Que nadie toque este amor.

Que todos ignoren el sigilo de nuestro cielo nocturno
y el secreto sea el aire dichoso de nuestros plácidos suspiros.

Que ningún extraño contamine el sueño tuyo y mío:
cualquier visitante es un invasor en el tibio ámbito donde habitamos;
aquí el tiempo es agua fresca en movimiento, apenas sutil vuelo,
y todas las gentes viven muy lejos de nuestro jardín alucinado,
ajenas a nuestro paraíso secreto.

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