viernes, 29 de julio de 2011

Ciudad

Del gran Álvaro Mutis.


Un llanto
un llanto de mujer
interminable,
sosegado,
casi tranquilo.
En la noche, un llanto de mujer me ha despertado.
Primero un ruido de cerradura,
después unos pies que vacilan
y luego, de pronto, el llanto.
Suspiros intermitentes
como caídos de un agua interior,
densa,
imperiosa,
inagotable,
como esclusa que acumula y libera sus aguas
o como hélice secreta
que detiene y reanuda su trabajo
trasegando el blanco tiempo de la noche.
Toda la ciudad se ha ido llenando de este llanto,
hasta los solares donde se amontonan las basuras,
bajo las cúpulas de los hospitales,
sobre las terrazas del verano,
en las discretas celdas de la prostitución,
en los papeles que se deslizan por solitarias avenidas,
con el tibio vaho de ciertas cocinas militares,
en las medallas que reposan en joyeros de teca,
un llanto de mujer que ha llorado largamente
en el cuarto vecino,
por todos los que cavan su tumba en el sueño,
por los que vigilan la mina del tiempo,
por mí que lo escucho
sin conocer otra cosa
que su frágil rodar por la intemperie
persiguiendo las calladas arenas del alba.

lunes, 25 de julio de 2011

Así...

Un par, cortitos, del español José Agustín Goytisolo.

Algunas veces llego
presuroso, rodeo
tus rodillas, toco
tu pelo. ¡Ay Dios, quisiera
decirte tantas cosas!
Te compraré un pañuelo,
seré buen chico, haremos
un viaje....No sé,
no sé lo que me pasa.

Quiero morir así,
así en tus brazos.

El que cuenta las campanadas


El amante de medianoche,
el que ansió que ella le siguiera,
el que cuenta las campanadas
como un enfermo desahuciado;
el que pone cara de cárcel
cuando se mira en el espejo:
es el furtivo que no duerme
acechando a su compañera,
y ella es feliz porque ahora
vive una noche tan inefable
y tan honda como la muerte.

martes, 19 de julio de 2011

Cuando estuve en el mar era marino....

Un poema de Jaime Sabines, un mexicano que leo de cuando en cuando y que no paro de recomendar.

Cuando estuve en el mar era marino
este dolor sin prisas.
Dame ahora tu boca:
me la quiero comer con tu sonrisa.

Cuando estuve en el cielo era celeste
este dolor urgente.
Dame ahora tu alma:
quiero clavarle el diente.

No me des nada, amor, no me des nada:
yo te tomo en el viento,
te tomo del arroyo de la sombra,
del giro de la luz y del silencio,

de la piel de las cosas
y de la sangre con que subo al tiempo.
Tú eres un surtidor aunque no quieras
y yo soy el sediento.

No me hables, si quieres, no me toques,
no me conozcas más, yo ya no existo.
Yo soy sólo la vida que te acosa
y tú eres la muerte que resisto.

viernes, 15 de julio de 2011

Desnudo en sombra

No conocía a Almudena Guzmán, una joven española (1964)... pero no se... me gustó. Ahí les va uno de sus textos.

Volverse a enamorar.
Besar una piel que sabe distinto,
no encontrar puntos de referencia
que indiquen el momento justo,
la caricia perfecta,
la mano compañera.
Retornar a un cuerpo nuevo
sin los huecos del anterior,
no poder palpar una nuca excitada,
una espalda con escalofríos conocidos.
Qué pobre se queda el intento de amar igual a la primera vez.
Cómo pesa una boca tan sabida,
tan llena de humo compartido
ante la desconocida tan poco explorada, tan miedosa.
Cuánto cuesta abandonarte, lavarme de tu olor,
quitarme las huellas de tu peso,
desdoblarme en otra Almudena
y comenzar a hacer mía una figura
de la calle que me asusta y que ¿quiero?
poseer, pero... tú, ahí estás tú,
traspasando con tu desnudo mi sombra,
consolándome pesaroso de mi dolor al terminar,
tu sonrisa y tu cigarrillo,
ese brazo moreno rodeando mi cintura
y llevándome a un lecho desordenado...

y tus manos de violinista
volando y enredándose en mis senos.

miércoles, 6 de julio de 2011

En este mismo instante...

Hoy se me atravesó una frase del español José Agustín Goytisolo: Los versos libres son los menos libres de todos, si están bien hechos... y bien hechos significa con música interna. Aquí les dejo entonces uno de él, bien hecho, ideal para esas tardes tristes.

En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados

martes, 5 de julio de 2011

Luna menguante

Yancy Garzón me envió su luna menguante... aquí queda para tantos enfermos de luna que buscan dibujarla con esas palabras que se esconden en las madrugadas.


Unos ojos claros le recitan versos milenarios
Y una santa le da frutas y le enseña a saborear la verdad.
Liada a un recuerdo de una tarde con café
Tiene en su memoria cientos de diálogos con el Sol.

…Y éste le canta:
Mi luna menguante
dame tus cráteres y mares
Yo te visto de mi esplendor.
Muévete alrededor del mundo
mientras danzas para mí,
acompaña al solitario
que yo te acompaño a ti.

Mengua que siempre estarás llena,
Mengua que pronto serás luna nueva.


Es muy pequeña a ojos humanos
pero el Sol y ella aún saben de la otra cara que nadie ve.
Con el “blues” que la envuelven hace nueva arte
Bajo la melodía que le compuso el astro mayor:

Mi luna menguante
dame tus cráteres y mares
Yo te visto de mi esplendor.
Muévete alrededor del mundo
mientras danzas para mí,
acompaña al solitario
que yo te acompaño a ti.

Mengua que siempre estarás llena,
Mengua que pronto… serás luna nueva.