viernes, 29 de mayo de 2009

Casus conscientiae


Un fragmento de Cantos del mal dolor. Una cosa rara de Juan José Arreola ahora que salgo de cama luego de una penosa enfermedad (me siento en mil ochocientos). A mis esporádicos lectores, mis disculpas por no haber podido alimentar estas historias.


" Tu sangre derramada está clamando venganza. Pero en mi desierto ya no caben espejismos. Soy un alienado. Todo lo que me acontece ahora en la vigilia y en el sueño se resuelve y cambia de aspecto bajo la luz ambigua que esparce la lámpara en el gabinete del psicoanalista. Yo soy el verdadero asesino. El otro ya está en la cárcel y disfruta todos los honores de la justicia mientras yo naufrago en libertad. Para consolarme, el analista me cuenta viejas historias de errores judiciales. Por ejemplo, la de que Caín no es culpable. Abel murió abrumado por su complejo edípico y el supuesto homicida asumió la quijada de burro con estas enigmáticas palabras: "¿Acaso soy yo el superego de mi hermano?" Así justificó un drama primitivo de celos familiares, lleno de reminiscencias infantiles, que la biblia encubre con el simple propósito de ejercitar la perspicacia de los exploradores del inconsciente. Para ellos, todos somos abeles y caínes que en alguna forma intercambian y enmascaran su culpa. Pero yo no me doy por vencido. No puedo expiar mi pecado de omisión y llevo este remordimiento agudo y limpio como una hoja de puñal: me fue transmitido literalmente, de generación en generación, el instrumento del crimen. Y no he sido yo quien derramó tu sangre.

2 comentarios:

Luis Carlos Avendaño López dijo...

Gracias por regresar. Doctor Pardo, espero tenga una pronta y EXITOSA RECUPERACION. Luis Carlos

NOTA: ¿Por qué dice que se siente como el mil ochocientos?...

Luis Carlos Avendaño López dijo...

Las enfermedades se nos cruzan, al igual que la suerte, nos pueden estar esperando a la vuelta de la esquina. En la vida uno se convierte en un capoteador de males y de muchas cosas mas. ¡gracias a Dios seguimos con vida!. Luis Carlos

A MI EL ÚLTIMO MAL QUE ME ATACÓ, ME PRODUJO UN EXQUISTO SINTOMA QUE ME LLEVO A ESCRIBIR Y ESCRIBIR Y ESCRIBIR. FUÉ ASÍ COMO NACIO EL CUENTO "EL VIRUS"...