jueves, 25 de marzo de 2010

Hugh Selwyn Mauberley

Aquí les va un fragmento de este bello texto de Ezra Pound, especial para ciertos amigos que creen que la izquierda lo justifica todo.

Esos lucharon en todo caso, y algunos creyendo,
pro domo, en cualquier caso...
Algunos rápidos para armarse,
algunos por aventura,
algunos por miedo a la debilidad,
algunos por miedo a la critica,
algunos por amor a la matanza,
en imaginación, aprendiendo luego,
algunos por miedo,
aprendiendo a amar la matanza;
murieron algunos, pro patria,
no dulce, no et decor...,
caminaron hundidos hasta los ojos del infierno,
creyendo las mentiras de los viejos,
luego descreyendo volvieron a casa,
a casa a una mentira,
a casa a muchos engaños,
a casa a viejas mentiras y nueva infamia:
la usura, vieja como la época
y espesa como la época,
y embusteros en nuestros públicos.
Atrevimiento como nunca, desperdicio como nunca.
Sangre joven y elevada sangre,
besas mejillas y hermosos cuerpos,
fortaleza como nunca, desilusiones como nunca
se contaron en los días de antaño, histerias,
confesiones de trinchera, risa salida de barrigas muertas.
Allí murieron una miríada,
y de los mejores entre ellos, por una vieja perra,
de dentadura podrida, por una civilización averiada;
encanto sonriendo en la boca buena, ojos vivaces,
ausentes bajo la tapa de la tierra,
por dos gruesas estatuas rotas,
por unos pocos miles de libros maltrechos.

2 comentarios:

Rusvelt Julián dijo...

Debes ser poeta. Eso se siente en el alma de un Pardo. Lo sé. Sé que allí adentro hay un poeta...

Rusvelt Julián dijo...

YO LA AMO


Yo la amo
Por eso no puedo evitar lo de mis versos
Algún día; que por fin decidas salir conmigo,
bajo una noche inmaculada
Sólo conversar con tu presencia idéntica del romance,
un buen romance y sin angustia
Así dejare de escribirte un poco, lindura,
pero entonces empezaré a pintar tu rostro,
bajo un mar de palomas rojas
Sólo tocarte en un eterno abrazo;
Alguna noche, que me hagas volver al aliento tuyo

Yo la amo
Que por la vida nos veamos andando,
bajo los espejos del sin tiempo
Sólo susúrrate, luego,
mi llenura de amor al reposado amor tuyo,
queriendo siempre espéralo
Así dejaré de pretenderte tanto,
porque sabré que ya estarás y andarás;
adentro de mi jardín de otoño
Sólo beber de vos un largo beso de vos;
que me arrulle sobre tu pureza adónica

Yo la amo
Que más pido yo, sino darte, yo,
mis desnudos sentimientos,
depositados en tus manos de mujer
Sólo antes me sentía como un soberano Dios,
cuando tu vida procuraba mí olvido de naufragio
así pues, dejaré de ser un intenso;
hasta cuando el hoy o cuando al mañana, hasta
cuando yo me sepa en tu instante,
que va de su noche al día
Sólo así, recorrer sin final, todo mi estío devuelto;
pero que se viva al lado tuyo.

Yo la amo,
mujer, te amo, mi vida

A Laura...